24 de septiembre de 2017 Empezamos el día haciendo una excursión Les Calanques, un lugar con espectaculares paisajes costeros. En concreto hicimos la que llega a la Calanque d'En Vau, con una escarpada cala flanqueada por empinados acantilados. A primera hora de la tarde llegamos a Marsella, y dedicamos el resto del día en pasear por sus calles, en especial por Le Panier y el Vieux Port. Aquel día nos esperaba una jornada la mar de completa, con un trekking para descubrir espectaculares paisajes naturales y un agradable paseo por una gran ciudad. La excursión la íbamos a hacer en el Parque Nacional de Les Calanques, un gran macizo costero con escarpados acantilados y bellas aguas turquesas situado muy cerca de Marsella. La palabra "calanque" se refiere a un valle excavado por un río y que posteriormente inunda el mar. El parque es enorme, de forma que hay una gran cantidad de lugares que ver. 24 de septiembre de 2017
Empezamos el día haciendo una excursión Les Calanques, un lugar con espectaculares paisajes costeros. En concreto hicimos la que llega a la Calanque d'En Vau, con una escarpada cala flanqueada por empinados acantilados. A primera hora de la tarde llegamos a Marsella, y dedicamos el resto del día en pasear por sus calles, en especial por Le Panier y el Vieux Port.
Aquel día nos esperaba una jornada la mar de completa, con un trekking para descubrir espectaculares paisajes naturales y un agradable paseo por una gran ciudad. La excursión la íbamos a hacer en el Parque Nacional de Les Calanques, un gran macizo costero con escarpados acantilados y bellas aguas turquesas situado muy cerca de Marsella. La palabra "calanque" se refiere a un valle excavado por un río y que posteriormente inunda el mar. El parque es enorme, de forma que hay una gran cantidad de lugares que ver. Además, su complicada orografía hace que no haya carreteras que la atraviesen, así que la mejor forma de descubrirla es por mar o caminando. Nosotros elegimos esta segunda opción, y entre las diferentes calanques accesibles mediante trekking elegimos la Calanque d'En Vau, a la que se puede llegar haciendo un trekking de unas 4 horas desde Cassis.
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Les Calanques |
Así que después de desayunar en nuestro hotel de St. Menet nos dirigimos a Cassis. Habíamos leído que existía un parking de tierra al inicio del sendero, pero al llegar había una señal que decía que sólo lo podían usar los vecinos. Las calles aledañas se empezaban a llenar de coches, pero por fortuna pudimos encontrar un sitio en una calle lateral. Entre unas cosas y otras empezamos a caminar casi a las 11. Al ser domingo, se notaba una gran afluencia de marselleses, tanto para bañarse en las calas como para hacer excursiones. La nuestra empezaba en la Calanque de Port Miou, que no es muy espectacular al estar ocupada por un puerto deportivo y estar flanqueada por una cantera. El sendero empezó a subir colina arriba, dejándonos bonitas vistas de la boca de esta calanque. Tras franquear un collado llegamos a la Calanque de Port-Pin, un pequeño entrante del mar en cuyo fondo había una cala hasta los topes de bañistas. La combinación de las aguas turquesas y los paisajes rocosos era inigualable, un buen anticipo de lo que estaba por venir.
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Calanque de Port Miou |
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Calanque de Port-Pin |
A partir de aquí empieza la parte mas complicada del trekking, en la que hay que superar mas desnivel. La ruta clásica hacia la Calanque d'En Vau sube por un pequeño valle hacia el oeste. Pero como teníamos tiempo decidimos usar una ruta algo mas larga, que va resiguiendo la costa. El primer tramo es paralelo a la Calanque de Port-Pin, así que se tienen bonitas vistas de ella. El segundo tramo es el mas espectacular, ya que recorre un saliente que da a la Calanque d'En Vau, con unas vistas impresionantes. Al llegar al primer mirador nos quedamos sin palabras ante el gran espectáculo que teníamos delante. En Vau era mucho mas escarpada y profunda que las que habíamos visto hasta entonces. Estaba encerrada por altísimos acantilados rocosos en los que la vegetación se intentaba aferrar, dejando un estrecho canal bañado por unas aguas cristalinas. Sin duda, uno de los lugares más espectaculares que vimos a lo largo de aquel viaje.
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Calanque de Port-Pin |
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Calanque de Port-Pin desde el sendero costero |
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Calanque d'En Vau |
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Las barcas y los bañistas se veían la mar de pequeños... |
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Calanque d'En Vau |
La parte mas complicada sin duda del trekking es bajar desde la meseta de los miradores al fondo de la Calanque d'En Vau. El camino es muy pedregoso e inclinado, y hay que llevar calzado adecuado. Finalmente llegamos a la cala que hay al fondo de la calanque, ocupada por unos pocos bañistas y gente que había llegado en kayak. El estar rodeado por aquellos altos acantilados te hacía sentir pequeño. No nos entretuvimos demasiado e iniciamos el regreso. La vuelta la hicimos por el sendero clásico, no por la costa como en la ida, que es mas directo aunque sus paisajes no valen mucho la pena. Finalmente completamos la ruta en unas 4 horas. El trekking nos encantó, sobre todo las vistas de la Calanque d'En Vau desde el sendero que va por la costa. Para nosotros, Les Calanques es un imprescindible en cualquier ruta por el sur de Francia.
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Típico paisaje rocoso de Les Calanques |
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Bajando a la cala |
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Vista desde la cala |
Volvimos al coche y pusimos rumbo a Marsella, donde íbamos a pasar el resto del día. Fuimos primero a nuestro alojamiento, situado al norte del barrio de Le Panier. Dejamos el coche en el parking de Phoceéns (19,30 € hasta la mañana del día siguiente), que estaba relativamente cerca de nuestro alojamiento, Marseille City. La primera impresión fue bastante mala, ya que estaba situado en un barrio algo deprimido y en una finca andrajosa. El propietario nos estaba esperando, y todo cambió cuando nos enseñó la habitación: ¡era fabulosa! Se veía todo nuevecito y limpio, lleno de detalles y decorado con gusto. ¡Nos encantó! El desayuno estaba incluido y nos lo trajo el propietario a la mañana siguiente, consistente en unos croissants, pan, mantequilla y algo de fruta, suficiente para empezar bien el día. La ubicación era perfecta para nosotros, ya que quedaba cerca de los dos barrios que queríamos ver en Marsella, Le Panier y el Vieux Port. La noche nos salió por 68 €, una verdadera ganga por la calidad de las instalaciones y del servicio ¡Repetiríamos sin pensarlo!
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Nuestra habitación en Marsella |
Empezamos nuestra visita exprés de Marsella por Le Panier, uno de sus barrios más pintorescos. Al comenzar a callejear por él rápidamente se convirtió en nuestro barrio preferido de Marsella. En sus callejuelas y pequeñas plazas se respiraba una gran tranquilidad, algo chocante teniendo en cuenta que estábamos en el centro de una ciudad de casi un millón de habitantes. Y además el ambiente era muy auténtico, nada turístico. En su centro se alza la Vieille Charité, una casa de beneficencia construida en estilo barroco en el siglo XVI. Se podría entrar libremente a contemplar su bonito claustro, pero para ver la capilla había que pagar la entrada de una exposición de arte que se hacía allí.
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Le Panier |
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Rincones de Le Panier |
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Paseando por Le Panier |
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Vieille Charité |
Después bajamos de la colina donde se asienta Le Panier y nos acercamos a ver la Catedral de Marsella. Es un curioso templo construido en el siglo XIX en un exótico estilo románico-bizantino, vale la pena darle un vistazo. En esta zona se conservan algunas de las antiguas fortificaciones que protegían el valioso puerto de Marsella, como el Fort St. Jean. También vale la pena darle un vistazo al edificio futurista del Mucem, el Museo de Civilizaciones Europeas y del Mediterráneo.
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La Catedral de Marsella |
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El futurista Mucem, con la catedral al fondo |
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Fort de St. Jean, con el Fort St. Nicolas al fondo |
A continuación nos dirigimos al Vieux Port, la parte mas antigua de la ciudad que nació entorno de su puerto natural. Un ancho paseo permite recorrerlo cómodamente y lejos de los coches, así que es una de las zonas para pasear preferidas de los marselleses. Los edificios que lo rodean destilan cierto aire señorial acorde a la importancia que ha tenido el puerto. Una de las zonas más agradables del Antiguo Puerto es el Cours Honoré-d'Estienne-d'Orves, con una curiosa historia. En esta zona estaban emplazados los edificios que albergaban uno de los arsenales de la marina mas importantes del país. Al abandonarse la actividad militar, fue recuperado acertadamente para la ciudad, y hoy en día alberga un buen número de cafés y restaurantes, formando una tranquila plaza peatonal.
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Vieux Port |
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Cours Honoré-d'Estienne-d'Orves |
Empezaba a caer la noche, así que dimos por concluida nuestra visita a Marsella. Al final solo le dedicamos tres horas, que es poco teniendo en cuenta lo grande que es la ciudad. Pero nuestros objetivos eran fundamentalmente Le Panier y el Vieux Port, así que el tiempo que le dedicamos fue adecuado. Decidimos quedarnos a cenar en el Vieux Port, en el que hay una gran cantidad de restaurantes para elegir. Acabamos en Le Marseillais, cuya especialidad era uno de los platos que Neus quería probar, la bullabesa, la típica sopa de pescado francesa. Las tenían de diferentes pescados y ella eligió una con cabracho; David se decantó por un magret de pato. La comida era muy buena y abundante. La bullabesa la traían en un perolo y te iban llenando el plato con sopa a voluntad. Junto con un buen vino tinto, la cena nos salió por 64,50 €.
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Nuestra cena |
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